Muchos de nosotros hemos crecido y vivido con la idea de que somos de una determinada manera, que no podemos cambiar por más que queramos, que tenemos una forma de ser fija, y que por lo tanto, debemos resignarnos con la vida que tenemos y con las situaciones que nos pasan. En muchos momentos sentimos además que no encontramos un sentido para nuestra existencia. Estas ideas están muy arraigadas en nuestra cultura y en nuestra historia, inculcadas desde nuestra crianza. “Es que yo soy así”, “Esta vida que me tocó…”. No estamos condenados a ser como somos y a vivir la vida que tenemos. Podemos cambiar esta forma de concebir nuestra existencia y a nosotros mismos. Es la propuesta que nos hace La Ontología del Lenguaje.
La Ontología del Lenguaje es una mirada al ser humano, como ser en permanente transformación, que transita por la vida atravesando umbrales de los cuales emerge diferente, en permanente construcción de su forma de ser, su vida y su futuro. Como dice el escritor Jorge Luis Borges sobre Heráclito, el filósofo griego, central en nuestra propuesta: “Nadie baja dos veces a las aguas del mismo río”. “Somos el río… somos el tiempo”.
Atravesamos un umbral cuando comenzamos a escuchar la voz de nuestros hijos que comienza a diferenciarse de la nuestra, en el proceso de construir su identidad y su lugar en el mundo.
Atravesamos umbrales cuando podemos mirar de frente nuestros propios miedos, sentirlos y caminar con ellos.
Se atraviesa un umbral cuando un líder puede tener conversaciones con su equipo que antes no le eran posibles. Cuando un líder comienza a abandonar poco a poco su posición de superioridad para escuchar profundamente y desde el respeto, a los miembros del equipo. Cuando un equipo logra hacerse cargo del miedo que siente con la emocionalidad del líder y abre las conversaciones para disolver la dinámica de silencio en las reuniones. Cuando los miembros del equipo reconocen el valor de la palabra del otro y aprenden unos de otros.
Atravesamos umbrales cuando reconstruimos relaciones rotas y dejamos de ser esclavos del resentimiento que sentimos hacia otros, cuando entramos en contacto con nuestro propio valor y nuestra dignidad.
La Ontología del Lenguaje comprende al ser humano como ser lingüístico, nos muestra cómo nuestra humanidad se ha constituido en el Lenguaje, cómo éste nos atraviesa profundamente y cómo a partir de él construimos nuestra identidad, nuestras relaciones, el mundo en el que vivimos y el futuro. “Somos nuestras conversaciones”, dice Rafael Echeverría.
Son múltiples y diversas las experiencias de quienes nos hemos acercado a La Ontología del Lenguaje. También son diferentes las maneras de encontrarnos con ella. Algunos nos hemos acercado primero al discurso, a través de la lectura del libro o de otras obras de Rafael Echeverría. Otros, a través de nuestros programas de formación de competencias conversacionales, otros al formarse como Coaches Ontológicos, otros al vivir un proceso de coaching individual. Y son diferentes también las maneras de vivirla, de incorporarla en nuestro trabajo y en nuestra cotidianidad.
Queremos que este sea un espacio para compartir estas experiencias y las voces de quienes las protagonizan. Queremos que La Ontología del Lenguaje hable a través de ellas y nos revele su poder transformador, las modalidades de trabajo, de relación, de convivencia y de vida que podemos construir a partir de ella.
Escribir es compartir la propia voz y en este sentido también es atravesar un umbral, es dejar atrás la idea de que no tenemos mucho qué decir, es reconocer que nuestra voz tiene un valor por ser propia, única, porque no sólo narra el ser que somos sino que construye el que queremos ser, porque es compartirnos en nuestra experiencia. Es la posibilidad de abrir un diálogo para encontrarnos en nuestras miradas, en nuestra diferencia, desde un profundo respeto por la palabra del otro, no desde el odio fácil, sin cara ni nombre que invade las redes sociales.
La Ontología del Lenguaje es ante todo una propuesta ética de convivencia y queremos que este blog sea una plataforma de conversación y encuentro de voces en el cual podamos compartir las posibilidades que La Ontología del Lenguaje nos abre para vivir mejor.
Una respuesta
La ontología del lenguaje es un gran umbral. Entrar en ella es abrirlo, es sumergirse en el poder transformador que estamos siendo todo el tiempo, es entrar en la espiral del aprender a aprender, es existir con una cámara encendida en la que te miras y, solo con mirarte, ya activas tu propio poder.
Gracias Natalia por este espacio, un nuevo umbral para avanzar aún más en la experiencia que representa la existencia humana.