Mi aproximación a La Ontología del Lenguaje me llevó a descubrir una propuesta maravillosa y sólida que aborda al ser desde el poder de la palabra y su capacidad de configurar, comprender y transformar el mundo en el que vivimos, nuestra relación con él, nuestra historia personal, y el ser que somos.
Reconocer y apropiarnos del poder del lenguaje nos abre inmensas posibilidades de contactarnos con quiénes somos y vincularnos con nuestro entorno y los que nos rodean desde un lugar que amplía nuestra mirada y nos acerca a identificar, honrar y legitimar la diferencia. En el lenguaje podemos contactarnos con la libertad misma, la libertad para emprender el camino de convertirnos en la persona que aspiramos ser y así, contribuir a crear un mundo distinto, más armónico y sostenible.
Me resulta inspirador haber logrado entrelazar mi vocación con mi trabajo, siendo partícipe y testigo de la posibilidad increíble de transformación de las personas, equipos y organizaciones. Observar cómo, a través de nuestra propuesta y el trabajo que realizo, las personas encuentran caminos que no contemplaban posibles, los equipos generan espacios conversacionales de construcción colectiva en los que cada integrante puede desplegar su talento en pro de objetivos comunes y cómo esto contribuye a generar cambios en las organizaciones es mi mayor satisfacción.